8.2.09

La vuelta al mundo

Joder, que depresión.
Sí, porque uno tiene asumido que en este país las cosas las hacemos a lo cutre, pero no puedo evitar deprimirme cada vez que un nuevo proyecto que aparenta ser interesante se marcha por el retrete. Y no, no estoy hablando del calco guarrindongo que supone Acusados a la serie de Glen Close Damages. Hablo hoy de antena 3, esa cadena que insiste en coger los formatos que dan éxito en otras cadenas y transformarlos levemente para hacer una chapuza.
Lo último ha sido "La vuelta al mundo", esa especie de Peking Express sin autoestop. Pero claro, ¿Qué esperamos de un formato que copia lo que a su vez es una copia de otro formato americano llamado The amazing race?
Vamos del original a la copia:The Amazing race es un programa de 42 minutos de duración. Los cinco primeros minutos del programa 1 sirven para dar a conocer a los participantes y para que el presentador explique que están a punto de comenzar una carrera alrededor del mundo dividida en X etapas y que el que llegue el último en cada etapa será eliminado. A partir de ahí, a correr, con un montaje dinámico que no deja tiempo a distraerse porque te pierdes la mitad de la carrera. Un montaje digno de peli de acción. El presentador hace dos apariciones a lo largo del concurso, en videos grabados de antemano, para explicar a la audiencia las pruebas que deben superar los concursantes, y al final, para recibir a los concursantes en su llegada a la meta. El resto, es todo ver a los concursantes intentar llegar a los sitios en primer lugar y realizar las distintas pruebas lo más rápido que pueden. Entre medias, a veces un par de frases de alguno de los concursantes explicando lo que pasó en tal o cual momento. Y al final, tras recibir a la última pareja, un escueto "sois la última pareja en llegar, siento deciros que estáis eliminados de la carrera" y hasta nunca.Peking Express, el gran acierto de Cuatro, consistía en lanzar a diez parejas de concursantes en Moscú y hacerles recorrer X etapas en autoestop con destino final en Peking. En cada etapa, una parada intermedia donde los primeros en llegar luchan por la inmunidad, y una segunda parada donde el último en llegar es eliminado. El ritmo del programa de Cuatro estaba bien, siempre y cuando uno no haya visto nunca The amazing race. Quiero decir con esto, que el montaje de Peking Express es bueno, pero no es adrenalínico, como el programa americano. Claro, que tampoco ayuda que dure 2 horas por programa, frente a los 42 minutos de The Amezing Race.
¿Cuál es el problema de esto? Que en dos horas cabe mucha morralla. Y aún así, casi nada en el formato de Cuatro sobraba. A mi parecer, una gran pega: la llegada a la meta de cada etapa la emitían desordenada para poder hacer una reunión final con todos y que Paula Vazquez anunciara al expulsado frente a todos los demás. Creo que es un error. En este tipo de programas lo interesante es la emoción de ver quien llega y quien no, y ese falso final estropeaba el conjunto.
¿El acierto de Cuatro? Que emulando al programa americano, Paula Vazquez no se paseaba continuamente por el programa y sólamente aparecía para explicar cosas, para recibir a los concursantes (y no a todos, cosa que nunca entendí) y para ese falso final.

Y llegamos al que nos ocupa, La vuelta al mundo en directo. Debo decir que sólo he aguantado una hora de programa. Y es que, en una hora, han sido incapaces de presentarme decentemente a las parejas competidoras y, lo que es peor, han sido absolutamente incapaces de explicar en qué consiste el programa. Sí, una vuelta al mundo, pero, ¿cómo? En esa hora que he visto han estado, cronometrado, 40 minutos en plató con el presentador hablando tonterías y preguntando cosas a gente que nadie sabe quien es, 10 minutos hablando de una pareja que se ha peleado (y que dado que aún no te los han presentado te importa un pito si se pelean o se tiran por un precipicio) y 10 minutos con un montaje de una "carrera de avance" que nadie ha explicado para qué sirve donde se ha visto, por fin, a los concursantes correr de un lado a otro.
Yo me lo temía, cuando hace tiempo leí que el programa incluiría plató. ¿Nadie se ha dado cuenta de que el plató rompe totalmente el ritmo del programa, y esa sensación de velocidad que debe tener una carrera? ¿Y para qué quieren meter plató? Para que la gente haga llamadas y pueda decidir a quien expulsan, lo que me lleva a preguntarme, ¿si es una carrera no se debería expulsar al último? ¿Qué tiene que ver la audiencia con quien lo haga más rápido? ¿Tiene algún sentido aparte de ganar dinero con las llamadas de la gente?
Pues eso es lo que he visto, una total y absoluta falta de ritmo, una incapacidad total para explicar el mecanismo del programa y de las pruebas que lo compondrán, un excesivo uso de plató sin venir a cuento para nada, un constante parloteo del presentador sin que explique ni diga nada de interés... y lo peor... muy poco de lo que uno quiere ver en un programa de estas características: La carrera.
Vale que no haremos nunca las cosas como en Estados Unidos, eso lo puedo asumir, porque ellos usan muchos más recursos y dinero, pero hay cosas que no tienen que ver con la pasta. Y talento en este país no falta. Ideas buenas tampoco. Por lo que sólo me queda apuntar el dedo en una dirección: la gente que toma las decisiones. Claro que a ese tipo le importa la pasta, no hacer un programa interesante. Por eso meten plató y votos de la audiencia en un programa de carreras, por eso los realities duran 2 o 3 horas en lugar de los 42 minutos americanos, por eso las series duran 72 minutos en lugar de los 42 americano... por eso tantas cosas.
Y a mi, pues me entra depresión. Y si, oye, alguien puede ser el sufridor en casa, supongo que yo puedo ser el deprimido en casa... Me voy a ver Survivor, que los americanos sí saben hacer cosas...

1 comentario:

Luis dijo...

Qué esperabas... Desde que le dieron la patada a nuestro amigo Josh, no se podía esperar nada bueno de ese programa. Yo lo vi pero sin voz. jaja. Y algunas pruebas eran como las que hacíamos en las fiestas del colegio. Suerte que aún se hacen buenas reuniones creativas como la de ayer... La cosa promete.