30.4.11

Mañana, cuando la guerra empiece

Un grupo de jóvenes australianos se marchan a pasar el fin de semana de acampada. Cuando regresan a sus casas, se encuentran con que Australia, que es donde tiene lugar la acción, ha sido invadida por un ejército asiático (juraría que en ningún momento dicen nacionalidad) y el país está en guerra... y depende de ellos.
Como punto de partida me parece cojonudo, la verdad.
Y vaya por delante que me lo he pasado bien viendo esta película. Me recordaba a aquellas pelis que veía de pequeño donde un grupo de chavales tenía que hacer frente a los malos de turno, como Amanecer rojo o Soldados de juguete (graaaaaande). Y sí, me molaban esas pelis, ¿qué pasa?
Mañana, cuando la guerra empiece, al parecer se basa en una saga de siete libros de un escritor australiano. En España por lo visto se publicó el primero hace como diez años y de lo poco que vendieron despareció del mercado. Lo han vuelto a editar, pero me da que han vendido otros tres ejemplares y pista. Desde luego, la peli ha pasado absolutamente desapercibida.
Y es que, hombre, no es gran cosa. Es cierto que tienes que hacer mucho esfuerzo mental para dejar de lado cosas que de lo normal te sacarían completamente de la historia, como por ejemplo, que estos siete chavales puedan convertirse en una fuerza rebelde, mitad guerrilla, mitad operaciones especiales, que haga frente a un ejercito invasor en plan Doce del Patíbulo. Y evidentemente, uno tiene que hacer mucho esfuerzo mental para impedir que las conversaciones sobre "jo, tía, y estás enamorada" "No sé lo que siento, tía, las relaciones sentimentales son muy complicadas" mientras se preparan para efectuar el gran golpe militar, no te hagan vomitar arcoiris...
Pero bueno, lo cierto es que, si uno simplemente se deja llevar y pasa de las bobadas, la peli tiene sus cosas entretenidas. Eso sí, ahora me da miedo volver a ver Soldados de juguete, a la que tengo en gran estima, no vaya a ser que resulte tan boba en el fondo...

24.4.11

No controles

Bravo.
Sólo tengo elogios para la última película de Borja Cobeaga, que con No controles presenta una comedia romántica más que diga. Excelente, me atrevería a decir. Con un guión redondo, No controles es divertida, surrealista, entrañable y bonita. Todo a la vez y sin que parezca dificil.
Es la demostración perfecta de que no hace falta tirarse pedos, eructos, enseñar tetas, culos y chochos ni recurrir a lo burdo y soez para hacer reír al personal. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien con una película, desde luego.
Pero es que además, cumple con la parte romántica de forma sublime también.
Y los actores, puedo decirlo sin temor, defienden sus papeles de puta madre. Papeles que, por otro lado, están bien desarrollados. Cobeaga ha creado a unos personajes tan bien dibujados que resultan dignos de estudio en una clase de guión. Aunque es probablemente Julián López quien se lleva la palma, con su surrealista Juancarlitros, que tiene en su boca la que debieron utilizar de frase promocional de la película:
"Esto es como La Jungla de Cristal del amor".
Sublime.

23.4.11

Battle: Los Ángeles

Hoy es uno de esos días en que sé que algunos tirarán piedras contra mi. Me habían advertido que era una patata, pero soy incapaz de dejar pasar una película de alienígenas tratando de conquistar la tierra, así que sí, vi Battle: Los ángeles.
Y disfruté como un enano.
Vale, que no pasará a los anales de la historia como una gran película. Vale, que sus efectos especiales van de lo sublime a lo tremendamente chapucero. Pero es tan entretenida, tan palomitera, que me enganchó de forma irremisible.
Y sí, disfruté como un enano viendo a ese grupito de soldados sumergidos en plena batalla campal en la ciudad de Los Ángeles enfrentándose contra hordas de extraterrestres.
Era como estar viendo Black Hawk Derribado e Independence Day, juntas y a la vez.
La gente es más papista que el papa, hombre, y también hay que ser coherente en esta vida. Uno puede pedirle un guión excelente a Gran Torino, pero cuando uno va a ver una película de alienígenas luchando a pie contra soldados americanos, debe desconectar al crítico intelectual que todos parecemos llevar dentro, olvidar que las películas también pueden ser arte, y simplemete sumergirse en la diversión que nos plantea.
Y punto.
Es como los toboganes. Serán feos que te cagas, pero lo bien que te lo pasas tirándote de ellos vale la pena.

Saw VII

Recuerdo que el primer Saw me pareció una gran película, con un giro final merecedor de aplausos. Aquella peliculita, en principio pequeña, se convirtió en un fenómeno, una máquina de generar secuelas y productos relacionados. Con cada secuela, la calidad caía un poquito más, y la trama se volvía rebuscada y casi incomprensible. Y sí, supongo que habrá quien se las volvía a ver para entender los intrincados puzles guionísticos de personajes que entran y salen, pero, aunque las he visto todas (sólo las dos primeras en cine, debo decir, y no piense necesariamente mal, señorita Sinde, al menos no con todas las otras cinco...), nunca me han importado tanto como para hacer eso, así que era costumbre entre Cris y yo hacer cierto tipo de comentarios cada vez que caía en nuestras manos una nueva secuela:
- ¿Este quien era?
- ¡Ah, si, este era el que blablabla!
En fin. Acabo de ver la séptima película, en teoría "El capítulo final", y no sé si será realmente el final (nadie cierra una máquina de hacer dinero hasta que no muere totalmente exprimida) pero desde luego, han echado toda la carne en el asador para dejar un buen sabor de boca. Y no llega al nivel de la primera ni de coña, pero me atrevo a decir que es bastante mejor que las otras cinco. Y no sólo por el mini-regreso de Cary Elwes (que mal le sientan los años a este señor, por cierto), sino porque la trama parece elaborada, los puzles molan y te hacen tensarte en el asiento, e incluso tiene un buen giro final, que probablemente es lo mejor de la película, y sin duda, un buen broche de oro. Y además, en lugar de contratar unicamente a donnadies, han cogido para el papel protagonista a Sean Patrick Flanery, el joven Indiana Jones, el Greg Stillson de la serie de La zona muerta... un tipo que, oye, al menos tiene cierto nivel, aunque envejecer tambien le haya sentado fatal...
En general, si te gustan los Saw y películas de este tipo, creo que se merece un notable.

17.4.11

Misfits

Hace un par de semanas que quiero hablar de Misfits, una serie británica que terminé de ver hace poco y que me ha encantado. Apenas son dos temporadas, por el momento, de seis y siete capítulos. La trama, tan en principio manida como un grupo de jóvenes que se encuentran cumpliendo servicio comunitario por pequeños delitos y que, de repente, reciben super poderes... casi todos ellos, porque el poder de Alisha no lo querría yo para mi...
Y sí, en principio no suena como algo novedoso o atractivo, pero Misfits guarda en su interior una verdadera joya del entretenimiento. En gran parte gracias a Nathan, interpretado por un genial Robert Sheehan que tiende a la sobreactuación y se roba cada secuencia en la que interviene, un personaje tan desfasado, gesticulante y desagradable que acaba por convertirse en el motor y alma de la serie.
Pero no sólo de Nathan vive Misfits. Hay que reconocer que, con bastante poco, los ingleses han logrado crear una gran historia, sin grandes presupuestos ni alaracas, con una trama bien desarrollada, unos personajes muy bien estructurados y la suficiente fuerza dramática como para tenerte enganchado durante su corto pero intenso recorrido.
Y encima, como regalo, la segunda temporada acaba con el mejor, y más apóstata, capítulo navideño que he visto en mi vida. Creo que no me he reído tanto desde hace tiempo, gracias en parte a ese "We have to kill Jesus" y el "nacimiento del alien" (el que haya visto la serie entenderá la referencia).
Una serie que recomiendo con los ojos cerrados. Un verdadero disfrute.

Sucker Punch

Antes de nada, debo contar el por qué llevo tanto sin actualizar. He tenido tres semanas de rodaje intenso y fuera de Madrid, lo que me ha dejado con tiempo escaso para todo. En uno de esos ratos de ocio que pude disfrutar, el fin de semana arrastré a Cris en contra de su voluntad a ver la nueva película de Zack Snyder, al cual, después de Amanecer de los muertos y 300, y a pesar del bache que supuso para mi Watchmen, aún tenía en mi pedestal de "directores de cine a los que ir a ver sin rechistar".
Sucker Punch, pues ese es el título de la película, podría traducirse como "Golpe Bajo". Y oye, creo que el título le viene al pelo, porque realmente, la película es un tremendo golpe bajo.
Aunque creo que el término que mejor la define es el siguiente: PATOCHADA.
Hacía tiempo que quería utilizar esa palabra.
Zack Snyder no sólo se ha caído de mi altar de "directores de cine a los que ir a ver sin rechistar", sino que además ha entrado de lleno en el de "antiguos genios que no volveré a ver a menos que algún amigo cercano me lo recomiende encarecidamente".
En serio... Menuda patata de película. Y sí, no le niego a nadie que el amigo Snyder es un genio visual y es capaz de componer imágenes asombrosas, aunque también es cierto que me llaman menos la atención sus increíbles idas de olla digitales que, por ejemplo, el maldito plano secuencia de los tres espejos, que aún sigo preguntándome cómo demonios pudo hacerlo.
La peli es mala. No por lo visual, sí por lo auditivo (vaya lista de canciones, seeeeñor) pero sobre todo, sobre todísimo, por el patético guión que mueve la película. Y no me refiero a los cuatro cortometrajes o mini historias, que molan, sino a la trama central inventada de las chicas cabareteras, que es para mear y no echar gota. Terrorífica. No dejé de preguntarme, ni por un segundo, que grande podría haber sido si en vez de esa imbecilidad hubiera dejado la historia del manicomio.
Y los diálogos... dignos de un pelotón de fusilamiento.
Atroz es otra palabra que describe bien esta película.

2.4.11

Tron Legacy

Recuerdo Tron de mi infancia. Recuerdo aquellos trajes de luces que ahora me parecen el colmo del horterismo y lo cutre con la fascinación de los ojos de un niño con exceso de imaginación. Era obvio que acabaría cayendo y viendo Tron: Legacy.
Y bueno, es lo que es, evidentemente. Bebe de una película cuya trama no recuerdo pero es accesible a cualquiera. Se han asegurado lo suficiente de eso. Y como es costumbre en los remakes o secuelas ultimamente, colocan de protagonista a un joven rebelde que en teoría por eso mismo debe caerte muy bien, pero que, cómo no, acaba resultándote pedante y arrogante. Y hasta idiota.
Pero bueno, más allá del pobre chaval, que se esfuerza por parecer un héroe de acción, la trama es una aventurilla que se deja ver y se entiende. Entretiene, y además tiene al Gran Lebows... a Jeff Bridges, que siempre es un punto a favor.
Y sí, justo como todos lo pensábamos, ésta nunca llegará a ser cine de culto como su primera y antigua parte. Por mucho que pasen los años.