El otro día tuve la ocasión de ver el remake de Las colinas tienen ojos realizado por Alexandre Ajá, y lo cierto es, que sin parecerme una película maravillosa, ha conseguido que mi visión de su director mejore un poco.
Alexandre Ajá es un francés que saltó a la cumbre hace un par de años con la realización de Haute tension, que aquí se dio como "alta tensión", un filme que recibió múltiples premios en festivales de terror pero que luego no consiguió recaudar lo suficiente en taquilla. A mí aquella película me encabronó. ¿Por qué? Porque resulta que es una mala copia del libro Tensión, de Dean Koontz, cuyo nombre no aparece en ninguna parte. La autoría del libreto está firmada por el propio Ajá, lo que me lleva a la palabra plagio. Porque lo es. Y descarado. Cuando tu adaptas una novela, debes poner el nombre del escritor. Si te atribuyes el mérito de la historia, eso es plagiar.
Aquel detalle ya me sentó mal. Pero peor me sentó que, tras una primera hora y cuarto bastante entretenida y fiel al libro, además de bien dirigida y sin los miramientos que tendrían los americanos para realizar una película de ese corte (donde cortan una garganta, violan a una jove y le pegan un tiro con escopeta por la espalda a un crío de ocho años... lo que seguramente de haberse rodado en EEUU no habría pasado...) fue que quisieran darle uno de esos giros "para sorprender a la audiencia" que no viene en el libro. Y que puede que al principio no te lo esperes (yo no me lo esperaba pero porque no viene en la novela), pero si luego repasas la trama teniendo en cuenta ese giro, resulta que no cuadra, que las cosas no pudieron suceder de esa manera. Y la película pierde su sentido y se convierte en una absurdidad.
Pero en fin, estaba hablando de Las colinas tienen ojos.
Remake de una de las películas más sobrevaloradas de Wes Craven la película narra la historia de una familia (padre, madre, hija mayor, marido de hija mayor, bebé de ambos, hija mediana, hijo pequeño) que se quedan tirados en medio del desierto y empiezan a verse acosados por una familia afectada por las mutaciones que se derivan de las pruebas nucleares llevadas a cabo por ele jército americano en dicho desierto muchos años antes.
Vamos, la trama es hiper currada. (métase aquí vocecilla irónica)
La dirección de Ajá es impecable, eso es cierto, aunque tampoco se sale de lo corriente. La fotografía es probablemente lo mejor de la película... Eso, y la sangre fría que vuelve a mostrar Ajá al filmar las muertes. Si bien no hay planos explícitos como en su anterior obra, lo cierto es que la brutalidad de que hacen gala los mutantes en su primera incursión en la caravana (donde caen dos de los personajes, y uno de ellos no te lo esperas) está maravillosamente rodada. Luego la peli mantiene el rollito adolescente, y si bien no pierde la intensidad en ningún momento, llega un punto en que sabes perfectamente lo que va a ocurrir, quien va a morir y quien no. Así que al final se queda en un mero entretenimiento, bien entretenido eso sí, para una tarde con ganas de ver sangre. Porque de eso os aviso: terror cero. Ni un susto.
Las actuaciones bien. Todos los actores mantienen la talla y son coherentes a sus personajes. Sobra un poco de talante heróico en el adolescente de la familia, pero claro, es EEUU. Si Ajá hubiera rodado esta película en Francia a ese crío se lo hubieran cargado rápido. A ver si los gringos se enteran de que los niñatos que salvan la vida a los demás con truqitos de rambo o mcgyver no son creíbles (vease, Parque Jurásico 3, el colmo de los colmos).
Si algo sorprende del cast de Las colinas tienen ojos es ver a Emilie de Ravin como la hija mediana de la familia. Acostumbrados a verla dulce y pura en Lost, extraña verla en una película de estas características. Demuestra que se le da bien chillar, que tiene buena capacidad pulmonar. Pero su papel tampoco se distancia mucho de su imagen en la serie naúfraga. Sigue siendo dulce y pura, pero aquí las pasa peor.
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