Mama

31 de diciembre de 2007.
Ahora ya nadie vendrá a arroparme en mitad de la noche y a darme un beso en la mejilla mientras duermo. Nadie me despertará con el volumen a tope y sonando "y nos dieron las diez" de Joaquin Sabina o algún disco de Héroes del Silencio que con tanta pasión por cnocer mis gustos me pediste que te grabara. Nadie vendrá a preguntarme si quiero comer alguna de mis comidas preferidas como tú hacías cada día. Patatas a la imprtancia, por ejemplo. Ni me esperará con una tortilla de patatas para que cene en cuanto llegue. Nadie me comprará pijamas y calzoncillos y calcetines y jerseys para cada uno de mis cumpleaños o navidades. Ni adornará esos regalos cn un sobre con "la propinilla para tus cosas". Nadie me cubrirá de besos y abrazos al verme aparecer y después me dirá "que estoy muy delgado". Nadie me llamará catorce veces seguidas si no encuentra respuestas. Nadie me pedirá Las arenas de Saquara. Nadie alaudirá con la misma devoción mis cortos, mis libros, mis chorradas varias. Nadie me regañará cuando haga algo mal. O no me importará que lo hagan porque nadie será tu. Nadie promulgará a los cuatro vientos con el mismo orgullo que tu lo que son sus hijos y a lo que han llegado, sea quien sea el que te escuche, le importe o no. Tu pasión y tu vida fuimos Jorge y yo. Lo sé. Y sé que por cualquiera de nosotros habrías dado todo. Porque ante todo en esta vida eras Madre. Mi Madre. Y yo estoy orgulloso de ti. Y te quiero con toda mi alma.