31.8.10

Libros leídos 2010

Merodeando por la red hoy he descubierto el blog del Errante. Me ha gustado, imagino sobre todo que porque tiene gustos literarios y cinéfilos con los que concuerdo. Pero lo que más me ha llamado la atención es su forma de postear los libros que lleva leídos en lo que va de año. Me ha gustado tanto que he decidido... apropiarme indebidamente, plagiar su idea. Perdón, errante.

Pero como el año ya está muy avanzado, lo que me toca ahora es hacer memoria de los libros que me he leído. No recuerdo todos los que llevo, pero pondré los que sí recuerdo y cuando llegue a Madrid y pueda mirar la estanteria, completaré la lista.

Estos son los libros que llevo leídos en 2010 y que recuerde en estos momentos:
1) Historia natural del canibalismo, de Manuel Moros Peña.
Buscaba información sobre casos donde se ha producido canibalismo por necesidad, como en el famoso caso del avión uruguayo que se estrelló en Los andes, y en este libro encontré toda la información que necesitaba.
Sinceramente, me pareció que no le importaba demasiado puntuar las frases, ocuparse de hacer párrafos ágiles ni nada por el estilo. Pero documentación no le faltaba. Fue una lectura instructiva, pero no del todo digerible... (humor).

2) Latitudes piratas, de Michael Crichton.
Latitudes piratas es una novela póstuma del hombre que nos trajo maravillas como Parque Jurásico y patatas como Next. Pero bueno, me he leído casi todos sus libros y suele gustarme, así que me compré esta novela corta y me la leí de un tirón. De lectura ágil y rápida, Latitudes piratas no destaca por ser una gran novela. No para lo que era Crichton en vida, al menos.
La verdad, no me sorprende que encontraran esta novela escondida en un cajón, porque no es muy buena.
Aunque es cierto que la historia de aventuras es divertida y que tiene partes muy entretenidas. Pero también es cierto que a veces da la impresión de que el bueno de Crichton no tenía muy claro lo que quería contar, así que cuenta muchas cosas.
Si tuviera que darle nota, le daría un 5.

3) La cúpula, de Stephen King.
Dada mi pasión por Stephen King, compré la novela en cuanto salió. Me encantó ver que se trataba de un tocho de esos que le gustan tanto a Stephen. Al abrir el libro y ver que las tres primeras páginas eran una relación de personajes, se me iluminó el rostro. Amo cuando le da por hacer novelas larguísimas con miles de personajes. Como La Tienda. O Apocalipsis.
Aún intentando frenarme a mi mismo para que me durara un poco más, el libro me duró un poco más de dos semanas.
Cuando acabó el libro, me quedó la sensación de haberme leído una gran historia. De las que le calan a uno. Me maravilla la capacidad que tiene este hombre para crear de la nada todo un pueblo, y a todas sus gentes, y hacer que llegues a amar a unos y a odiar a otros. En el caso de La cúpula, llegué a odiar mucho a ciertos personajes. A Big Jim Rennie me habría gustado partirle la cara en algunos momentos. En muchos, de hecho.
El libro es ágil. Muy ágil. La trama es inquietante. Mención aparte para la descripción de los efectos de la cúpula en el medio ambiente y el microclima que se crea en el pueblo donde sucede la acción. Incluso el final, ese lugar donde a King a veces le da por patinar, en esta ocasión me pareció muy bien llevado.
Para mi, un libro que se suma a mi lista de Imprescindibles.

4) Septiembre Zombie, de... de alguien.
Llevo una temporada leyendo muchos libros de zombies. Y comics. Y ansiando el estreno de Los muertos vivientes. Septiembre zombie es un libro más a la lista. (que maravilla Guerra Mundial Z... ya hablaré de él otro día).
Septiembre Zombie no es estrictamente una novela de zombies. De hecho, el título se lo han sacado de la manga aquí en España. En inglés se titula Autumn. Pero bueno, hablar de las habilidades traductoras de los títulos de películas y novelas en este país es desesperante.
Septiembre Zombie me pareció lento y denso. Empieza muy bien, con las muertes repentinas de la mayor parte de la población y la reunión de supervivientes. A partir de ahí, a mi parecer, empieza a no pasar nada, pero disfrazandolo todo de la sensación de sí pasar cosas. Hacia el final vuelve a repuntar, pero para entonces ya estaba aburrido, la verdad.
Un suspenso.

5) La caza, de Clive Cussler.
No suelo leerme novelas de este señor que no sean protagonizadas por Dirk Pitt, pero la trama de esta me atrajo como un bote de gominolas a un niño. Cussler se aleja de las profundidades de los mares (aunque no del todo, porque el libro empieza ahí) para narrarnos la persecución de un avispado policía a un despiadado ladrón en pleno Salvaje Oeste.
La trama es lo suficientemente interesante como para enganchar desde el primer momento. Los personajes, la verdad, no llegan a calar todo lo que debieran, pero aún así, siempre tienes claro que el bueno es muy bueno y el malo es un cabrón hijoputa. El clima western y la descripción del trabajo policial en aquella época me pareció magnífica. Disfruté mucho la lectura de esta novela... pero siempre hay un pero.
La caza tiene un error. Uno de esos que no se entienden demasiado. El prólogo de la novela básicamente te destripa cómo va a acabar todo. Y a medida que avanza la historia, sabes qué ocurrirá. Sólo te queda esperar el cómo, pero parte de la emoción te la quitan con ese prólogo que es absolutamente innecesario.
Y por lo demás, bueno, tiene cosas tan típicas de Cussler que alguien debería decirle que ya está bien, que no puede hacerlo en todos los libros. Me refiero a ese detalle tan suyo de hacer que el protagonista sea un mujeriego capaz de conquistar a cualquier fémina con frases de tipo duro. Muy Dirk Pitt, vamos. Sólo que a Pitt le perdonamos lo que sea.

6) La huída, de Allan Folsom.
Allan Folsom tenía un libro entre mis Imprescindibles antes de leer La huída. Se trata de Cero absoluto, una de las mejores novelas que me he leído nunca.
La huída es una magnífica obra de acción y suspense. Sus primeras 400 páginas prácticamente no te dejan respirar. La acción es tan trepidante y tan rápida que no puedes dejar de leer. Después la novela hace un descanso. Te permite relajarte durante unas sesenta páginas, sólo para regresar con fuerza y coger carrerilla para la recta final.
Una novela brutal, digna de ser leída. Sobre todo por aquellos a los que les gusten los thrillers.

7) El imperio del agua, de Clive Cussler.
Una de Dirk Pitt, y van...
Avanzo poco a poco con las de Pitt porque no quiero que se acaben. Me encantan sus aventuras llenas de misterios oceánicos y conspiraciones mundiales. Dirk Pitt se enfrenta a quien haga falta él sólo, o acompañado de su inseparable Giordino.
En concreto esta novela no es la mejor de la saga, pero me entretuvo como siempre.

8) Apocalipsis Z 2: Los días oscuros, de Manuel Loureiro.
Después de la maravilla de libro que fue Apocalipsis Z era obvio que me lanzaría sobre este libro cual perro a por galleta. Lo devoré en unos días, porque el estilo de Loureiro es ágil y directo y se lee muy bien.
Y no le llega a la suela de los talones a la primera parte.
Entendedme... el libro está bien, entretiene y continúa con los personajes que sobrevivieron en la primera parte y a los que cogiste cariño. Pero les hace llegar a las canarias y encontrarse con una especie de guerra civil raruna que no me emocionó del todo. No creo que esté bien explicado, la verdad.
Tarda demasiado en ponerte a los personajes en la situación donde quieres verlos: frente a los zombies. Y además, ni siquiera me parece que sea por una buena razón. Quiero decir... venga ya, hombre, vale que ese tipo ha sobrevivido entre los muertos y blablabla, pero coño, si mandas a un equipo de militares de la leche, no digas "que vaya el abogado también, que sobrevivió mucho ahí fuera". Porque no resulta creíble. Pero bueno, uno lo pasa por alto porque sino, no verías zombies. Así que inician el viaje, y todo se precipita velozmente para que se descontrole y tengan que correr y huir y morir casi todos de un plumazo.
El inicio del libro es lento, en exceso desarrolladas partes que no interesan mucho. La segunda parte, que es donde quieres que se queden más tiempo, es rápida y resuelta a toda prisa. Pero bueno, aún hay esperanza si el final es interesante...
Pero es que el final es una puta mierda. Y se salva del premio a Peor Final del Año porque está Lost, que si no... Loureiro nos da una especie de final, a medias entre lo catastrofista y lo abierto. Si quiere hacer la tercera parte, sólo tiene que empezar diciendo "que no, tontoooos!". Si no quiere hacerla, puede decir "¿veis? Estaba todo claro al final de la segunda parte".
Tomadura de pelo, lo llamo yo.

9) La conspiración maquiavelo, de Allan Folsom.
Después de La huída me emocioné y me compré otro libro de Folsom. Me llevé una grata alegría al descubrir que recuperaba personajes de La huída. Sí, se puede leer sin haberse leído aquel, pero se disfruta mucho más si sí lo has hecho.
La conspiración Maquiavelo tiene lugar entre Madrid y Barcelona, lo que le da varios puntos extras porque conozco los lugares donde se desarrolla la acción. La trama, absorbente y apasionante. Y nuevamente, escrita con un pulso ágil y rápido. A Folsom se le dan bien los thrillers, sin duda.
Este libro podría ser fácilmente una temporada de 24. No se detiene ni un momento, tiene conspiración, persecuciones, un presidente americano que se ve obligado a huír de su propio Servicio Secreto...
Gran libro, sí señor.

10) Zombie planet, de David Wellington

Me leí este libro porque ya me había leído los dos anteriores. El primero me había resultado flojo. El segundo, rayante en la basura. Este me gustó más que el segundo pero me dejó frío e indiferente. El mundo que crea Wellington no está hecho para mí. Por suerte, no hay más.

30.8.10

Los pilares de la tierra

Pongamos en el cartel la cara de ese tipo que casi no aparece en la serie
Vaya por delante que jamás me he leído el libro de Ken Follet. Soy buen lector, pero nunca me atrajo esta historia, pese a que todos hablaban maravillas de ella. Sin embargo, cuando el canal Starz estrenó la serie basada en el bestseller de Follet, me vi movido a verla por presiones externas.
Y ahora casi me arrepiento de no haberme leído la novela. Porque la tónica general es que los libros son mejores que las películas a las que inspiran, y la serie de Starz está francamente bien. No sé, siempre me imaginé que cuando Follet empezara a hablar de arquitectura y construcción sería tan aburrido y tedioso como (los puristas pueden ir preparando las piedras para lapidarme) El nombre de la Rosa o las malditas descripciones de bosques de El señor de los anillos.
La serie consta de ocho capítulos. Por lo que me han dicho, se lleva por delante bastantes cosas, pero lo hace bien, porque mantiene el ritmo en todo momento y se vuelve más adictiva cuanto más avanza. Todos los actores están muy bien en la versión original. Debo decir aquí que la aparición de Donald Sutherland en el cartel y en los créditos es una de esas cosas promocionales engañosas, como lo de los vuelos a 60 euros que luego acababan siendo 200 con las tasas. El padre de Jack Bauer se limita a aparecer en el primer capítulo y desaparecer en el segundo. Y hala, a cobrar el cheque.
Mención especial para Rufus Sewell, ese hombre casi bizco que ha logrado hacerse un hueco en la industria de Hollywood como secundario y malo de película. En Los pilares, Sewell interpreta a uno de los personajes más bondadosos de toda la historia, y demuestra que es buen actor cuando se requiere ternura.
Me quedo también con Matthew Macfadyen, que interpreta al Prior Phillips de una forma expléndida, y con Hayley Atwell, esa Aliena a la que uno admira durante toda la historia, incluso cuando su presentación como "personaje bueno de la historia" sea tan manida.
Ian MacShane está perfecto en el papel de villano de la función, incluso con esa peluca tan horrenda, y Eddie Redmayne se defiende bastante bien como Jack. Su voz en inglés da un poco de miedo, debo decir.
De estos labios sale una voz de camionero...
Buen ritmo, buena ambientación, pocos efectos digitales y que no cantan en exceso, buenas interpretaciones, una historia interesante...
Debo decir que me ha gustado. Y dado que ayer se dieron los Emmys, me parece bastante injusto que Los pilares de la tierra no se haya llevado ninguno, y ni siquiera fuera nominada. Tal vez se estrenó demasiado tarde para la academia, pero como producto televisivo, me parece muy superior a la patata de guerra que produjo Steven Spielberg, The Pacific, la cual, sí, me pareció espectacular en las escenas de guerra, tuvo un gran diseño de producción, pero como historia era aburrida hasta límites insospechados.
The aburridic
¿Cómo es posible que una historia con una premisa tan interesante sea tan aburrida? Preguntenle a Spielberg, porque yo no sé responder a eso. Sé que los personajes están tan mal presentados y dibujados que en ningún momento empatizas con ninguno y te da exactamente igual si muere uno o el del al lado. Además, nunca estás seguro de quien muere realmente, porque con el casco son todos jodidamente iguales. Y no hablo de los japoneses.
Me quedé en el capítulo siete, y sin ganas de ver los tres que quedaban.
Al menos Survivor se ha llevado dos Emmys.

El cadillac de Dolan

La última vez que publiqué algo en este blog fue hace más de un año, y lo hice hablando de un juego virtual basado en Survivor. He jugado en varias rondas de ese juego, y lo he pasado bien. Tal vez hable de ello más adelante. Aquel post recibió un único comentario. De un tal anónimo.
Hablando de viagra.
Y de la misma manera que la viagra resucita ciertas cosas, hoy he decidido volver a darle vida al blog. Porque hay cosas de las que hablar, películas que comentar, series que destripar, libros sobre los que derramar ríos de tinta...
Y para empezar, he decidido explayarme sobre una película que dudo que llegue a ver jamás alguna sala de un cine español: El cadillac de Dolan.

El cadillac de Dolan se basa en un relato corto de Stephen King que lleva el mismo título. La primera vez que oí hablar sobre este proyecto oí que estaban involucrados Cristian Slater y Sylvester Stallone. Al final, Stallone se quedó por el camino (ah, Los mercenarios, que de cosas se podrían hablar de ella) y le sustituyó uno de esos tipos que te suenan pero no sabes muy bien por qué: Wes Bentley.
La premisa de la historia no es mala. A ver, el relato está de puta madre, y narra la curiosa y sórdida venganza que trama un hombre después de que un mafioso enriquecido mate a su esposa para impedir que hable como testigo en un juicio contra él. Lo mejor de la historia, no lo negaremos, es la forma en la que este hombre ejecuta esa venganza: planea abrir un agujero enorme en la carretera por la que el mafioso pasa regularmente, disfrazándolo de obra,. hacer caer el coche dentro y enterrar al mafioso para siempre. En el relato, eso forma cerca del 95% de la historia. Y esta empieza con el hombre ya preparando su venganza. Lo de la muerte de la mujer Stephen King te lo explica por encima y sin prestarle atención.
Pero claro... una película sobre un tío que cava un enorme agujero en una carretera podría hacerse demasiado pesada. Ahí empiezan los problemas. El guionista decide que es mejor explicar bien clarito lo que motiva a nuestro protagonista a vengarse, y te mete 30 minutos de infierno... digo, de prólogo... donde podemos ver a Dolan asesinando a sangre fría, y por motivos absurdos que aún sigo sin comprender del todo, a un grupo de inmigrantes ilegales. Nuestra querida esposa lo ve todo, el sherif de la ciudad no les hace ni caso en una escena de esas que te dejan sin habla... Vamos a ver... le cuentan al sherif que han visto como matan despiadadamente a treinta inmigrantes y el tipo se pone a elucubrar sobre lo malos que son los inmigrantes y que pa qué hacer nada.
Sigue el chorradismo. El FBI les pone en protección de testigos, pero Dolan compra a alguien. El guionista, entonces, quiere demostrar lo hábil que es para conseguir sus objetivos. Y sí, estoy siendo irónico. No puede hacer que maten a la chica al lado del marido, así que necesita sacarla de la habitación. Recurso absurdo numero 1, se me han acabado los test de embarazos, y aunque son las cuatro de la noche, me visto y me voy a comprar uno.
Pero queremos que el marido la vea morir. Recurso absurdo número 2. El marido la oye coger las llaves y se levanta tras ella. Se inicia una absurda persecución por el edificio donde ella va muy rápido y él corre detrás gritando su nombre.
Y ahora tiene que morir. Así que ella entra en el coche, que está delante del vehículo desde donde vigilan los agentes del FBI. Y el coche explota justo cuando sale el marido por la puerta. Pregunta: ¿Cómo coño han colocado una bomba delante de dos tíos que están vigilando el edificio?
Pero preferimos ignorar los recursos absurdos, porque la historia de la preparación de la venganza en el libro era tan cojonuda que queremos verla. Aguantamos esa media hora inicial de prólogo innecesario... y ya llevamos un tercio de la película.
Entonces, a los productores se les ocurrió LA IDEA, lo que haría que SU película fuera la bomba. Casi puedo imaginarme el careto del tipo que dijo "lo tengo, si hacemos esto TODO el mundo verá nuestra película y se maravillará".
La idea en cuestión es la misma que han tenido todos los productores de películas de Stephen King (quitando al genio Frank Darabont y un par de casos aislados): Hagamos que aparezcan en escena muertos fantasmales. ¡Claro, hombre, esto es Stephen King, la masa absurda de descerebrados que consumen sus productos esperan una orgía de fantasmas en todas sus obras!
¿Alguien le mencionaría al productor que en este relato no había fantasmas, al igual que en otros muchos de King en cuyas películas si aparecen?
Seguro que le habrían respondido "¿Estás loco? ¡Esto es Stephen King! ¡Tiene que haber fantasmas!".
Asi que, LA IDEA ya forma parte del guión, y a partir de este momento, nuestro protagonista se ve asediado por delirios con su mujer mutilada por la explosión, que habla con él y le ayuda a preparar la venganza...
Ya no hay quien arregle este cristo. Y eso que no voy a entrar a hablar de la realización...
Los siguientes 15 minutos son un compendio de escenas ridículas. Os lo juro, ni siquiera merece la pena hablar de ello. Así que llevamos 45 minutos de película cuando nuestro protagonista se acerca, ¡por fin!, a pedir trabajo en la obra.
A partir de ahí la película mejora de forma sensible. Los últimos cuarenta y cinco minutos de metraje son muy buenos, y son los que reflejan más fielmente el relato de King. Pero no nos engañemos. Los primeros cuarenta y cinco minutos apestan tanto que es improbable que alguien los aguante a menos que tenga verdadero interés en ver cómo acaba.
Del director... pues ni idea. No sé quien es. La última parte de la película demuestra que podría ser un buen director. La primera parte lo desmiente, aunque no le coloca a la altura del inefable Mick Garris, ese tipo empeñado en destrozar la literatura de Stephen King a costa de malas películas. Y es que encima solo rueda cosas basadas en obras de King. Y todas son malísimas. Porque, joder, hacer una mala película de un libro como Desesperación tiene mérito.
Cristian Slater ejerce de villano de la función. Durante la primera parte de la película sus escenas son ridículas y sin sentido, sólo están ahí para justificar el sueldo que debe llevarse este señor. Cosa que no acabo de entender, porque donde va, fracasa. Durante la segunda parte de la película, desde que su cadillac queda encerrado, Cristian Slater deja salir al loco que lleva dentro y se gusta a si mismo gritando sin parar, y está bastante bien.
Sobre Wes Bentley no puedo decir nada bueno. El tipo tiene el ceño fruncido desde antes de que muera su esposa, por lo que, cuando más adelante ves que sigue frunciéndolo no tienes la sensación de que esté muy enfadado, sino la de que quieres darle una patada en la cara. Le meto en el saco de las grandes estrellas con cara de palo, justo al ladito de Orlando Bloom.
Y Emmanuelle Vaugier se limita a pasearse por la primera parte de la película, al principio hermosa, después desfiguarada. Un papel absurdo con dos o tres frases malas.
Y ya no hay más. Los secundarios son para matarlos a todos y los figurantes, recuerdo sobre todo a uno de los matones de Dolan que abre la puerta para que entre el coche, deberían ser convenientemente torturados y expulsados de la industria del cine.
¿En definitiva? Un quiero ser y no puedo. Un cortometraje de cuarenta y cinco minutos habría sido sublime, de aplauso. Pero lo alargaron y la cagaron.
Emmanuelle Vaugier sí valía la pena.